Canto a la República: La OSV y el Orfeón Universitario celebran dos siglos de música y conciencia cívica en la UCV
“Estoy emocionado”, le confiesa un joven, trajeado de franela, jeans y gorra, a otro que porta el mismo look. Ambos caminan a toda prisa hacia las taquilla del Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. En 30 minutos está por comenzar el concierto La música celebra la República.
El evento a celebrarse el domingo 6 de julio de 2025, a las 11:15 a.m., bajo las nubes de Calder es una coproducción de la Dirección de Cultura de la UCV, la Orquesta Sinfónica Venezuela, la Academia Nacional de la Historia y Amigos Sinfónicos, para conmemorar los 214 años de la firma del Acta de la Declaración de Independencia: el nacimiento de la República de Venezuela.
“Me parece muy loable que desde la universidad se esté promoviendo estos actos. Debemos conmemorar y celebrar nuestra independencia”, señala Inés Lozada, egresada de la Escuela de Periodismo de la UCV (ahora Escuela de Comunicación Social), antes de subir la rampa que conduce al balcón lateral derecho.
*Lea también: La Big Bang Banana puso a bailar al Aula Magna con el "Tributo a los dos Tito"
A las 11:32 a.m. bajan las luces de la sala, entran al escenario los músicos de la Orquesta Sinfónica Venezuela, luego su director, el maestro Alfredo Rugeles Asuaje. Minutos más tarde, suben a escena el rector Víctor Rago y la exdirectora de la Academia Nacional de la Historia Inés Quintero.
“Esta es una significativa y magnífica oportunidad de celebración civil de la República y de celebración universitaria de la República civil”, indica el rector, quien recordó que la universidad es previa a la República, pero que luego, en 1827, se convirtió en la primera institución de educación superior republicana del país: “Esa es la universidad que hoy agradece la presencia de todos ustedes para esta, repito, significativa conmemoración”.
El primer piso del Aula Magna está casi lleno. El público de este concierto es más variopinto que de costumbre, hay adultos mayores, adultos contemporáneos, estudiantes universitarios, niños y adolescentes de escuelas y liceos de Caracas y Valencia. Hasta un niño de meses se permitió en la sala. Muchos en jeans, zapatos de goma y gorras; otros, vestidos de manera más formal.
“Generalmente, tenemos la idea de que esa fecha (5 de Julio) representa básicamente el día que concluyó los lazos que nos unían con la Madre Patria, España. Eso fue lo que básicamente nos enseñaron en el colegio”, detalla Quintero. Tras oír estás palabras de la historiadora, una señora mayor, sentada en la fila Q del Patio F afirma: “Hay quienes hoy se lamentan de eso”.
“Pero esta fecha -continúa Quintero- tiene un significado mucho más profundo, mucho más perdurable y mucho más pertinente. Ese día, efectivamente, se declaró la independencia. Pero la independencia representó en aquel momento una resolución de una enorme trascendencia. Significó que dejamos de ser parte de la monarquía para iniciar el lento, complejo y exitoso camino de construir la República. También ese día despojamos al rey de la soberanía y se la entregamos a la sociedad, al pueblo para convertirlo en el soberano. Adicionalmente, ese día dejamos de ser súbditos de la corona para convertirnos en ciudadanos con todas las responsabilidades, deberes y derechos que somos contentos”, recuerda la autora de La palabra ignorada.
El Orfeón Universitario, vestido de gala, subió al escenario -iluminado en los laterales con luces amarillas, azules y rojas; sobre la fosa una bandera de Venezuela con ocho notas musicales, en sustitución de las estrellas- luego de las palabras de Rago y Quintero. Con Marcha Universitaria, de José María Montero (1782-1869) inició el recital. Le siguió el Himno al 5 de julio de 1844, de José Lorenzo Montero (1800-1857).
“Campesino que estás en la tierra,
marinero que estás en el mar,
miliciano que vas a la guerra
con un canto infinito de paz…”,
El tercer tema de la gala: el Himno Universitario, escrito por Luis Pastori y Tomás Alfaro; e interpretado por el Orfeón Universitario, que estuvo acompañado por gran parte de los asistentes, quienes se pusieron de pie para entonar el cántico de La casa que vence la sombra. Al final, no faltó el clásico: uuucv, uuucv, desde los palcos.
El recorrido musical sigue por las melodías de la Venezuela del siglo XIX. Con un mosaico de composiciones de Federico Villena y Federico Vollmer: valses, polcas, mazurcas y contradanza. Para este momento eran muy pocos los teléfonos registrando el evento, una escena poco común para estos años de redes sociales, life y selfies. La tribuna estaba atenta y encantada con el recorrido.
La curaduría musical de La música celebra la República fue de la pianista, compositora y musicóloga y docente de la Escuela de Artes Mariantonia Palacios; la presentación del repertorio estuvo a cargo de Gerardo Gerulewicz, también profesor de la Escuela de Artes.
El recorrido llegó al Siglo XX con la ejecución de El río de las 7 estrellas, de Evencio Castellanos (1915-1984); La ciudad de los techos rojos, de Inocente Carreño (1019-2016) y la Suite Onda Nueva, de Aldemaro Romero (1928-2017).
“Escuchar a Aldemaro Romero me recordó mi juventud, la idea de progreso y de un país pujante que vivímos en esos años”, confiesa otra señora ubicada en la fila P del Patio F.
En 1968, el músico, compositor y director de orquesta venezolano Aldemaro Romero, creó un ritmo emparentado con el Bossa Nova de Brasil, el jazz y el rock; que tiene como base al joropo venezolano, género al que tituló Onda Nueva. Tres años más tarde, el género dio pie para la creación del "Primer Festival Mundial de la Onda Nueva", en el que participaron músicos y artistas de todas partes del mundo.
La interpretación de la Suite Onda Nueva fue aplaudida y ovacionada de pie por el público.
El Alma Llanera, de Pedro Elías Gutiérrez (1870-1954), fue el tema elegido para cerrar la cita. “Para despedir el año de 1914 en la Plaza Bolívar se ejecutó esta pieza. De allí la costumbre de cerrar las fiestas con su interpretación. Por eso la hemos seleccionado para terminar este concierto”, explica Gerulewicz. Al sonar las primeras notas de la obra catalogada como segundo himno de Venezuela, el público en el Aula Magna volvió a las prácticas del Siglo XXI: la sala se inundó de pantallas registrando el momento.
Isabela Carrera; Isabela Massei; Camila López, Arán Zellian; cuatro quinceañeras, del Instituto Educacional Juan XXIII de Valencia (Carabobo), fueron de las últimas personas en salir de la sala. Viajaron a Caracas solo para asistir al concierto. “Estuvo bellísimo”, afirman en coro. Luego una se separa del grupo y habla de forma individual: “A mí me pareció una experiencia muy interesante y siento que aprendí mucho de la cultura de la orquesta”, confiesa.
Estudiantes y docentes de escuelas y liceos de La Vega y Antímano (Caracas), del San José de Tarbes de La Florida y San Agustín de El Paraíso; así como del Juan XXIII y del Conservatorio de Música de Valencia estuvieron entre el público. Fueron más de 600 escolares y liceístas que hicieron presencia, llenando de juventud el Aula Magna. También asistieron personalidades públicas como la antropóloga e investigadora Ocarina Castillo; el editor Sergio Dahbar, el historiador y periodista Jesús Piñero y el comunicólogo Marcelino Bisbal.
“Fue un concierto muy emocionante y bien significativo para la fecha del 5 de Julio. Uno de los momentos que más me emocionó fue ver al Orfeón y a la Orquesta interpretando el Himno de la Universidad”, cuenta Bisbal, mientras camina por los pasillos del Complejo Aula Magna.
Durante su intervención, al inicio del concierto, Inés Quintero apuntó espectáculos como el que estaba por comenzar eran “una manera no solamente de recordar el inicio de la República, sino también -y creo que es lo más importante- de comprometernos en espacios de encuentro para reforzar, enriquecer, proteger y seguir defendiendo la vida republicana”.
Palabras que, de cierta manera, reafirmó la mujer de la fila fila Q del Patio F al terminar el concierto: “Esta también es una forma de protestar y de seguir resistiendo”.